miércoles, 26 de noviembre de 2014

Festival Eñe de literatura 2014


Un año más durante los días 21 y 22 de noviembre, como representantes del grupo literario Punto y Seguido, Inmaculada Reina y yo  nos trasladamos a Madrid para vivir en primera persona esta gran fiesta de la literatura en el Círculo de Bellas Artes. Una fiesta cargada de poesía, de música, teatro y charlas con escritores y directores de cine. No quedaban plazas para los talleres literarios de Cuento con Eloy Tizón, ni de novela con Mateo Coronado (a los que nos hubiera gustado asistir) además de la conocida sección, editor en busca de autor. Nos ha faltado tiempo. Tiempo para poder disfrutar de algunas conferencias y lecturas poéticas, que  se pisaban  las horas, unas a otras. Pero aún así hemos disfrutado de cada una de las conferencias y charlas a las que hemos asistido. Aquí os dejo un resumen.


La tarde del viernes  asistimos a la inauguración en la sede del Instituto Cervantes con una charla entre dos de los grandes, el periodista y editor Juan Cruz, junto con el escritor chileno, Premio Cervantes Jorge Edwards presentados por Camino Brasa. La literatura es, ante todo, palabra. La palabra cobra cuerpo y la literatura más vida que nunca.  Hablan de la eñe, que no existe en las máquinas anglosajonas, una letra original que nos distingue en el mundo. Sin la eñe no se puede decir “sueño” ni “niño”. Edwards apunta que los premios deberían estar prohibidos, por las desilusiones y el desasosiego que provocan, y opina que el mayor premio que puede tener un autor son sus lectores.

Mientras en el Círculo de Bellas Artes se sucedían: Poemas a la Carta, lecturas poéticas de Vanesa Pérez-Sauquillo, Gabriela Wiener, Martha Asunción Alonso, sonetos de Miguel de Unamuno, Luis García Montero y Rosa-Torres Pardo y diferentes charlas entre autores, Patricio Pron con Rodrigo Fresán; Jesús Carrasco, Luis Landero con Berna González Harbour entre otros.
Acabamos la velada con la visita de Javier Ximens, desde Los Montes de Toledo , cenamos muy bien acompañados con Saly, Clara y Dani, entre charlas y risas.


El sábado después de un paseo por las librería La Central y la compra de algún ejemplar, empezamos la jornada literaria a las doce de la mañana con la conferencia de:

Gustavo Martín Garzo, Elisa Martín Ortega y Cristina García Rodero, Los siete pecados capitales.

La Fábrica ha recuperado la mítica colección de Palabra e imagen, creada en los sesenta por Esther y Oscar Tusquets para Lumen, y ha tomado el  relevo en la publicación de obras realizadas por grandes maestros de la literatura y la fotografía. En este libro se unen los artículos que escribieron para El Semanal sobre los siete pecados capitales,  escritos a la limón como indican cómplices, padre e hija. La revista le decía el pecado que tocaba cada semana. Empezaron por la Lujuria, pecado que remite al  placer y al deseo ante la pregunta ¿todos nuestros deseos son buenos? ¿Deseables? No mentir, no traicionar, no dominar… El pecado tiene que ver con el abuso de poder y desde este punto de vista van enfocando el texto de las distintas imágenes y pecados capitales bajo esta óptica.
La portada es el cuerpo de una muchacha sobre una cama, la fotógrafa Cristina García Rodero no juzga, no se apropia de la imagen, busca la luz que la hace vivir. Nos muestra lo que ve y lo que no está, acoge la belleza, llega a un lugar sin daño, aspira a captar la presencia. Así se convierten sus fotografías en el arte de la mirada, que ven y adivinan, dónde soñar es lo más necesario que existe, más que ver. Con la imaginación y el sueño se soporta mejor la vida, la ceguera. Las diapositivas del libro fueron pasando mientras Cristina nos hablaba del momento en que las tomó, de las personas que son protagonistas, de la belleza de esos seres anónimos que se prestaron a posar.

Terminada esta conferencia fuimos a almorzar con Pablo Vázquez, que vino Sin bulla. Visitamos la Exposición en la Sala 31 Alcalá,   “El rostro de las letras”.  


Escritores y fotógrafos en España desde el Romanticismo hasta la Generación de 1914. Más de doscientas fotografías, libros y documentos originales del campo de la literatura dónde se representa en escenas públicas y privadas, a diferentes personajes de la vida cultural española, como: Azorín, Baroja, Marañón, Ortega y Gasset, Pardo Bazán, Rosalía de Castro, Unamuno, los hermanos Álvarez Quintero y Machado, Blasco Ibáñez, Bécquer y muchos otros.


Después de tan literaria visita,  un té en el Café Galdós, unos de los pocos  que quedan con encanto dónde nos despedimos de Pablo Vázquez y volvimos al Circulo de Bellas Artes para continuar con nuestro maratón literario, dónde nos esperaban:


Aixa de la Cruz, Ronaldo Menéndez, Selva Almada y Elena Medel, El estado del cuento.

El cuento es la esencia de la revista Eñe, de la que nace este festival. A instancias de la revista la ganadora del Premio Cosecha Eñe 2014, Aixa de la Cruz, analiza el actual estado del cuento junto a la argentina Selva Armada, a quien en su país han comparado con Carson MacCullers; el escritor cubano afincado en España Ronaldo Menéndez, experto en técnicas narrativas y Elena Medel redactora jefa de la revista Eñe. Hablan de sus lecturas y de cómo el cuento es más permisivo para campo de experimentos, un género  breve del que se entra y se sale. Para unos Relato y cuento es lo mismo, dónde se abarca el todo con un golpe de vista que invita a desmontarlo. Quienes empiezan a escribir deben saber que cada trama necesita de un espacio, Crimen y Castigo nunca hubiera podido ser un cuento. Y que a veces un género se mete dentro de otro y se pueden escribir varios géneros a la vez. Todos afirman al unísono que lo más tremendo es el cuento por encargo. Al haber sido jurado de Certámenes de cuentos notan cuando un relato es de taller. Con unanimidad afirman que el ingrediente secreto del cuento es la voz propia del autor y poder pararse en el lugar desde dónde contar la historia. También conversan sobre el estado del cuento en España, de que gracias a la apuesta de editoriales como Páginas de Espuma, Salto de página, Menos cuarto, e.d.a. libros, Tropo editores, Pre-textos y entre otros la revista Eñe apuestan por este género minoritario aún.

Después de escuchar este interesante coloquio en el Teatro Fernando de Rojas, subimos a la quinta planta a la Sala de columnas para escuchar a:

Pepe Verdes, El talento no es analógico ni digital


Cada vez es más importante para los editores encontrar buenas historias y buenos creadores, por lo que el debate en torno a la lectura en papel o tableta es bastante estéril, aunque la tecnología aporta nuevas herramientas para descubrir talentos. Pepe Verdes nos presenta una serie de plataformas que utilizan al lector como herramienta para saber qué editar y pone como ejemplo el libro de Harry Potter, rechazado por numerosas editoriales hasta que el editor que lo publicó se lo dio a leer a su propia hija y a esta le encantó.  En su plataforma, Pepe Verdes recurre a lectores no profesionales (blogueros, blibliotecarios, libreros, profesores, clubes de lectura...) a los que les ofrece leer nuevos proyectos editoriales y tras la lectura, estos complementan un cuestionario. Con estos datos elabora un ranking de los libros que más puntuación han tenido y es lo que presenta a las editoriales. ¿Quién se beneficia? aparte de la agencia y la editorial que con esta herramienta van a tiro fijo ¿Qué tipo de literatura se editará con este sistema? ¿Será mejor o peor? Son preguntas que me hago después de escuchar a Pepe Verdes hablar de los buenos resultados de este sistema. No es que desconfíe de la opinión de estos lectores voluntariosos, soy la primera que comparto una reseña en mi blog cuando un libro me gusta, pero me deja muchas preguntas por contestar. También es bueno que los autores tengan la oportunidad de ser leídos por un buen número de lectores que no saben nada de ellos (no es lo mismo la actitud al leer si sabes que lees a un autor consagrado, que si es a un desconocido) Estos lectores pueden dar una opinión sincera, llana, sin favoritismos ¿qué pasa con los lectores profesionales entonces? Ya sabemos que las editoriales espían el vendaval de auto publicaciones y el ranking de ventas en Amazón, y que a más de un manuscrito que han rechazado han intentado repescarlo, cuando ven los resultados de la publicación digital. No sé si somos conscientes de que todo está cambiando, ha llegado el tiempo de los lectores, ellos pagan y ellos mandan.
Tras esta charla bajamos de nuevo al Teatro Fernando de Rojas donde encontramos un debate cara a cara con:

Javier Sierra, Andrés Ibáñez y Manuel Loureiro, De lo maravilloso y lo real


Bajo este título se han recopilado los textos de Joan Perucho, un autor que aseguró que escribía literatura fantástica porque no le convencía la realidad. Los tres escritores se preguntan cuánto hay de maravilloso en lo real, y reflexionaron en torno a aquellos escritores que miraron lo cotidiano para elevarlo al terreno de la imaginación,  a lo mágico y erudito a la vez. Esto lleva a hablar de la teoría de “la sincronicidad” de Jung, que es como la concurrencia en el tiempo de dos fenómenos que sin relación causa alguna, hace referencia a un solo significado. Llevado a un terreno literario cuando te encuentras atascado escribiendo y de pronto se te cae un libro y se abre por una página que te desbloquea, o en una librería de viejo aparece ese libro que tan bien te viene para resolver una descripción técnica. Una charla amena en la que nos recomiendan, que no dejemos nunca de soñar, que lo fantástico está en todas partes.
Esta vez no tenemos que salir del teatro y esperamos la llegada de:

Ignacio Martínez de Pisón y Rodrigo Cortés,  A 24 palabras por segundo


Una interesante charla sobre cine y literatura y las diferentes formas de financiación. Mientras en una novela todo es gratis pueden entrar todo tipo de elementos literarios (elefantes, ropa de época, carruajes, edificios imponentes) las palabras son gratis se dicen entre risas, mientras para una película hace falta un productor y una financiación de vestuario y demás elementos lo que hace a veces imposible llevar un proyecto a cabo. Hablan sobre las dos versiones de la película “Carretera secundaria” basada en una novela de Martínez de Pisón, la misma película rodada en diferentes países y como cambia el sentido de la misma. Comenta Rodrigo Cortés que su película Concursante es considerada de culto pero que nadie la ve, (error, la vimos y comentamos en el club de lectura Cristobal Cuevas de Málaga e hice una reseña en el blog hace unos meses) y va del engaño financiero. Martínez de Pisón nos cuenta del proceso de la escritura de su novela, en la que puede estar más de tres años y asegura que la corrección es fundamental, que tú debes ser tu lector más exigente. Ver lo que sobra y saber qué tienes que eliminar aunque hayas estado más de un mes escribiendo ese fragmento. Y que valora al lector, pero tampoco mata por complacerlo.

Al terminar esta charla ya estábamos saturadas de tanta literatura y nos fuimos a cenar de camino al hotel. Comentamos por la calle  cómo serían esos lectores que leían gratis para la plataforma de Pepe Verdes, con la promesa de que si acertaban mucho los gustos de otros lectores, les podía recomendar como lectores profesionales, invitarles a presentaciones con el autor o festivales literarios.

Ah, el viernes llegué tarde a estas dos conferencias de las que  poco he podido rescatar de mi enmarañada letra en las notas.

Jesús Carrasco, Luis Landero y Elena Medel, Literatura en los márgenes
 Hablan del último libro de Landero que propone un retorno a los orígenes, retoma tonos y  ambiciones de sus primeros libros y viene a hacer memoria parándose "en medio del camino". También la novela de Jesús Carrasco lo consigue, con otro lenguaje: en su caso ese «medio camino» no es biográfico sino geográfico, una tierra de nadie que tiene mucho de espiritual, donde sus personajes viven para ir construyéndose, igual sucede en las novelas de Landero.

Rodrigo Fresán y Patricio Prom, Instrucciones para escribir escritores
El escritor escribe, sí, pero… ¿el escritor también se escribe? Un diálogo entre dos de los más sagaces escritores argentinos de hoy, en el que caben los centenarios de Aldolfo Boy Casares y Julio Cortázar, la llamada literatura del yo o de las construcciones y las inspiraciones de sus propias obras. El hallazgo de la vocación es lo que lleva al libro de escritores sobre escritores.

Y aquí termina mi crónica sobre el festival eñe 2014, una experiencia literaria inolvidable, compartida y con fotos de mi compañera de Punto y Seguido, Inmaculada Reina.

                                                                Loli Pérez 
                   

lunes, 3 de noviembre de 2014

Stoner, John Williams


Stoner  de John Williams  (Texas 1922-1994) publicada en 1965 , no llega a España hasta el año 2010 rescatada del olvido por la editorial Baile del Sol. La primera vez que escuché este título fue en un encuentro literario con el escritor Garriga Vela, que tuvimos en el club de lectura, poco después llegó a mí de la mano de buen amigo, que acertó de pleno cuando me dijo que me iba a apasionar su lectura.
Escrita de una forma lineal va desgranando la vida de su protagonista  William Stoner, un muchacho que crece con pocos afectos en la granja de sus padres, dónde trabaja desde los seis años ordeñando vacas entre otras tareas, hasta que en la adolescencia deciden enviarlo a estudiar Agricultura en la Universidad, haciendo un enorme sacrificio, recuerda en cierto modo el ambiente rural y humilde que se  describe en algunas novelas de Miguel Delibes.  

Ya en la Universidad durante una clase de literatura, el profesor Sloane le descubre su pasión por la literatura, al leer un soneto de Shakespeare «Esto percibes, lo que hace tu amor más fuerte,/ amar bien aquello que debes abandonar pronto» se produce una especie de epifanía, decide abandonar su carrera agrícola para pasarse a espaldas de sus padres, a la de letras: « El amor a la literatura, al lenguaje, al misterio de la mente y el corazón manifestándose en la nimia, extraña e inesperada combinación de letras y palabras, en la tinta más negra y fría… el amor que había ocultado, como si fuese ilícito y peligroso, empezó a exhibirse, vacilante en un principio, luego con temeridad y finalmente con orgullo».
Un personaje solitario, tímido y taciturno, carente ambición profesional, embebido en su pasión por la lectura que le hace ser un profesor brillante en ocasiones. Pero debido a su carácter, pasa por la vida dejándose avasallar en el ámbito profesional por un superior al que se enfrenta de forma tozuda, negándose a aprobar a su favorito y soportando las consecuencias estoicamente. Tampoco podemos olvidar la batalla silenciosa y encarnizada que mantiene contra él su propia mujer Edith, que lo va arrinconando y haciéndole la vida imposible, incluso alejándolo de su propia hija con la que mantiene un vínculo muy especial en la infancia.
Su única válvula de escape y refugio son los libros «Se decía que debía de estar agradecido por tener la oportunidad de leer en soledad, libre de la presión de tener que preparar clases en concreto, libre de direcciones predeterminadas en su aprendizaje. Intentaba leer al azar, por propio placer e indulgencia, muchas de las cosas que había estado años esperando poder leer».
Hasta que de una manera un tanto torpe encuentra el  verdadero amor «En su año cuarenta y tres de vida, William Stoner aprendió  lo que otros, mucho más jóvenes, habían aprendido antes que él: que la persona que uno ama al principio no es la persona que uno ama al final, y que el amor no es un fin sino un proceso a través del cual una persona intenta conocer a otra».
Un nuevo fracaso porque no es capaz de luchar contra las convenciones sociales de la época y se deja manipular por sus propios enemigos. Es casi al final de su vida cuando con una astucia inusitada, logra darle la vuelta a la tortilla, haciéndose respetar frente a su adversario más empedernido en la universidad y por también por Edith, en su propio hogar.


«¿Qué esperabas?»
Es la pregunta que se hace en sus últimos días, a la que el lector asiste preguntándose por qué se ha encogido como un caracol dentro de su concha y no ha luchado por cambiar su vida, por mantenerse cerca de las personas que más le importaban, y ha sido un personaje normal, indefenso, muy parecido a mayoría de los mortales.
Una novela escrita con un estilo sencillo y directo, quizá con tintes autobiográficos y con reminiscencias de la generación perdida. Muestra las distintas caras del amor, de la amistad, de la guerra que no solo destruye a los que van, sino de alguna forma a los que se quedaron. Señala las luchas internas en el mundo docente, pero sobre todo, revela haciendo especial hincapié,  la forma de dejarse arrastrar y casi ahogar por la propia vida.


Un libro que todo apasionado por la literatura debería leer.