Nunca me abandones
Nunca me abandones, es una novela que cuenta la historia de unos amigos en un colegio privado, con total naturalidad, una historia, que al lector puede parecerle increíble y creíble a la vez, se puede decir que huye de la ciencia ficción porque habla de la fragilidad humana, de la universalidad de los sentimientos, de la necesidad de vivir la vida intensamente porque no sabes cuándo se va acabar, o precisamente porque lo sabes, independientemente de cuál sea tu condición. Y esa es probablemente la resignación que no es común a todos.
Un libro perturbador, porque bajo la delicada y sutil superficie de su relato, bajo la amable apariencia de un estilo reposado, incluso lánguido, discurre una historia que siembra cierta intranquilidad en el lector. Llena de emociones contenidas y sin esperanza, ante la cual ningún lector puede mostrarse indiferente.
Podríamos decir, que la trama se desarrolla en un marco espacio-temporal minuciosamente realista en muchas ocasiones (las curiosas costumbres del colegio, el fetichismo de los objetos y las relaciones personales están contadas con detalle), aunque al mismo tiempo de un modo impreciso y desvaído, con una pátina ligeramente anacrónica, que provoca que el lector tenga una sensación continua y persistente de que un elemento extraño e indefinible que va minando la cotidianidad de la narración.
Es difícil imaginar un final más desolador, pero al mismo tiempo más hermoso. Con él demuestra Ishiguro que la literatura no sirve para explicar el mundo, ni siquiera para ordenarlo, pero sí al menos para entender los sentimientos y las emociones, y para otorgar a unos y otros cierto sentido. No es el triunfo de la vida, ni de la esperanza, pero sí de la literatura.
Pgna. 251: Luego está la soledad. Creces rodeado de una multitud de personas, y eso es, por tanto, lo que has conocido siempre, y de pronto te conviertes en cuidador. Y te pasas horas y horas solo, conduciendo a través del país, de centro en centro, de hospital en hospital, durmiendo cada día en un sitio, sin nadie con quien hablar de tus preocupaciones, sin nadie con quien reír.
Y para quién quiera saber más sobre esta obra os dejo el enlace Nunca me abandones, Suit 101
Pgna. 251: Luego está la soledad. Creces rodeado de una multitud de personas, y eso es, por tanto, lo que has conocido siempre, y de pronto te conviertes en cuidador. Y te pasas horas y horas solo, conduciendo a través del país, de centro en centro, de hospital en hospital, durmiendo cada día en un sitio, sin nadie con quien hablar de tus preocupaciones, sin nadie con quien reír.
Y para quién quiera saber más sobre esta obra os dejo el enlace Nunca me abandones, Suit 101
del blog El hogar de las palabras.