lunes, 25 de mayo de 2015

Quiero y no puedo

    
Imagen de Internet

Me tocaba escribir entrada para el blog. No hoy, sino  hace ya varias semanas. Les he pedí a mis compañeros que escribieran por mí.  Llevo días,  puede que meses en los que no consigo escribir. Un bloqueo, un miedo a no estar a la altura, a no hacerlo bien. 
Lo achaco a la situación familiar y laboral que me absorbe de una forma que me impide tener un momento de calma, sentarme un rato, pesar, escribir. Dedicar horas de vida, de  cansancio, de sueño, de descanso. Horas que se me escapan como una bandada de estorninos.

                                           (Imagen de polanoid.net)

 Tiempo en definitiva que se va.
                                                  
 Leo, eso sí, es mi escape a la monotonía. Pienso en hacer una reseña sobre el libro leído de un autor que conozco y aprecio. Pero no me ha gustado lo suficiente, los personajes son absurdos, vulgares, actúan solo para tirar de la trama, para tener al lector enganchado, no me los creo. Leo otro libro,  una buena prosa, me gusta la historia, la estructura y como está escrito, miro en la red y hay unas reseñas estupendas, escritas ya, mucho mejores que la que yo podría llegar a escribir. Para qué, me pregunto. Para qué estar horas escribiendo algo que ya está escrito. 
Alguien dijo hace unos días que los blogs habían muerto. No estoy de acuerdo, siguen vivos, pero no son tan interesantes como navegar por las redes sociales, este mismo tiene visitas, de muchos países, EEUU, China, Mexico, Argentina, Malta, Alemania, Turquía, Marruecos, Canadá, Reino Unido, Rusia, Brasil, Honduras, pero ni un solo comentario. Ya no tenemos tiempo de decir nada, ni yo misma lo hago, leemos y pasamos de largo en silencio, aunque nos haya interesado, o no. No nos importan las horas que esa persona haya invertido en escribir la entrada.
 La vida va demasiado deprisa. Como decía Isabel Bono los otros días, pasamos el dedo por una pantalla y creemos que estamos informados, que somos cultos, sin detenernos a reflexionar. Gotas de información, sin entrar en mayores. Artículos de un periodista crítico vetados en la red. Días sin horas y horas que pasan sin que nos demos cuenta.

Quisiera volver a escribir, sentir esa emoción, ese cosquilleo por la mente y las entrañas.  No pierdo la esperanza. Pero de momento se resiste, me limito a procrastinar, como dirían mis compañeras.

domingo, 17 de mayo de 2015

Littel Terror Stories, La huida por Concha Ponce

                           

LA HUIDA

Herman se queda asustado cuando ve la puerta abierta de su cubil, y discretamente se asoma, se siente libre, y a grandes zancadas se interna en el bosque.
Los rayos del sol le llenan de alegría, nunca se había sentido tan feliz.
El color de las flores, el trinar de los pájaros y las ardillas jugueteando a su alrededor, se siente pletórico, empieza a reir y el bosque reverbera con sus carcajadas.
¿Quién está ahí? El se gira, a su lado está una criatura angelical.
Me llamo Julieta, alargándole una margarita. Herman está alarmado.
¡Yo soy un monstruo! ¿No te doy miedo?
          ─Tú eres perfecto, le responde la niña. ¿Quieres venir a mi casa? El asiente con la cabeza.
Cuando llegan al hogar de Julieta, él se siente gratamente sorprendido al comprobar que el padre de la niña. Es igual que él.
Y la chiquilla cogiéndole de la mano le dice:
¡Yo sí que soy rara!


                                                          ©CONCHA PONCE

jueves, 14 de mayo de 2015

WRITING WOMAN, Recuerdo, por Concha Ponce



RECUERDO

Emis recorre con su mirada la habitación de él, descubre la camisa azul y abrazándola la envuelve entre su pecho, su aroma le estremece.
Ambos se conocieron en el pastoreo de ovejas, y en la soledad del entorno surge un sentimiento de risas, cariño, melancolía, desasosiego y de miedo, se rompe su secreto.
Pasado el tiempo vuelven a encontrarse.
Jack le propone vivir juntos, pero él no lo acepta, rompiéndose entre los brazos de Jack atormentado.

Cuando traspasa la puerta, acariciando la camisa, el llanto y el arrepentimiento, siempre serán su compañía.

                                                          ©CONCHA PONCE


jueves, 7 de mayo de 2015

WRITING WOMAN, Julia por Remedios Ponce Gallego


-          Esto es para que puedas atender mejor a papá y traerlo a casa.
-          Pero, hijita, ¿de dónde has sacado este dinero? ¿Veinticinco dólares? Supongo que no habrás cometido  ninguna locura…
-          No; obtuve honradamente el dinero, vendiendo lo que me pertenecía.
Diciendo esto, se quitó el sombrero y un clamor general se dejó oír al ver que traía cortada su abundante cabellera.

                                                     Mujercitas. Louis M. Alcott

El sacrificio por los seres queridos, latente en la anterior escena, inspiró el siguiente relato.
                                                                             
JULIA

Había pasado la noche inquieta, la despertó el ruido de la lluvia golpeando las ventanas, aún faltaba un buen rato para que el despertador sonase, no esperó, se levantó y se dirigió a la cocina, mientras aguardaba que la cafetera comenzase a silbar, experimentó el sentimiento de desamparo que la perseguía desde hacía tiempo.
Fuera, el otoño comenzaba a dibujar sus primeros trazos. A Julia le gustaba que el viento acariciase su cara, sus brazos, que jugase con su falda. Sentada, esperando el autobús observaba el pequeño parque situado al otro lado de la calle, en él los árboles iniciaban un idilio de ocres y marrones. La lluvia de la noche anterior regresó sin previo aviso, aspiró el aire limpio, helado y húmedo de la llovizna y deseó que al igual que las huellas se iban desvaneciendo, también  pudiera borrar parte del pasado.
Al fin vio acercarse el autobús, muy pronto estaría con su madre, inclinada sobre su cama o junto a ella en el jardín, le repetiría una y otra vez, despierta mamá, te estoy esperando. A pesar de su silencio, de su mirada perdida, de sentir a veces que todo su esfuerzo era inútil, el amor hacia su madre le hacía desear cada día que el reloj de su trabajo marcase las cinco, para acudir a verla, estar a su lado y preguntarle cómo le había ido el día, a sabiendas de que no iba a obtener respuesta alguna.

                                               ©Remedios Ponce Gallego

                                               Abril 2015
                                      
       


 

martes, 5 de mayo de 2015

WRITING WOMAN: Eterna belleza por Trini Carrera




Eterna belleza


Me dirijo al Museo de Arqueología para ver la momia de una hermosa reina egipcia, que según las últimas investigaciones, murió en extrañas circunstancias.
Solo faltan diez minutos para el cierre y para mi sorpresa, el guarda me permite el paso, se inclina, y murmura algo que no puedo entender.
Todo está en silencio, rápidamente busco el sarcófago. Lo veo al fondo en una sala envuelto en la penumbra. Está cerrado, al acercarme un terrible presentimiento se apodera de mí, pero lo desecho de mi mente. Con las manos pegajosas de sudor apenas sin respiración, abro la tapa. El grito que sale de mi interior, se convierte en un gemido agónico, cuando emerge de mis labios.
Desde el ataúd y envuelta en vendas la veo a ella, viste mis ropas, y se dirige hacia el exterior, mientras el guarda, haciendo una reverencia, le susurra: 
Bienvenida mi reina.

©Trini Carrera Sedeño


domingo, 3 de mayo de 2015

Littel Terror Stories, Jano, por Maria Ángeles Villarreal.




JANO

Confieso, querido Hyde, que traerte a la vida ha supuesto para mí un cambio bastante ventajoso, que compensa con creces el mal trance que supone transformar mi alta estatura y mi bien proporcionado cuerpo, en tu reducida y contrahecha figura.  Pero a cambio no me negarás que, ante tus enseñanzas, no he sido alumno aplicado, pues he atesorado con avidez los conocimientos que me mostrabas del mundo y del sexo; tanto, que he dejado de ser una solitaria rata de laboratorio para convertirme en el amante más solicitado entre las damas. Pero lo que no volveré a perdonarte y será la causa de tu  desaparición si vuelves a ser reincidente, es que me sorprenda la regeneración en medio de una resaca descomunal vestido con bermudas, sandalias con calcetines y  pulsera de todo incluido, tirado al sol en una atestada playa de Torremolinos.

                                                             ©María Ángeles Villarreal




viernes, 1 de mayo de 2015

Littlel Terror Stories: Fauces, por Trini Carrera



Fauces

 Llego a casa  después de un dia agotador, deseo descansar y acurrucarme en mi cama  calentita. Dejo las llaves en la entrada, cuelgo el abrigo, sin hacer ruido me quito los zapatos. Me dirijo hacia mi habitación, al entrar noto que  algo se mueve en la penumbra, contengo el aliento, pero  el  miedo  hace que mi cuerpo se  paralice. Se  acerca   olisqueando en  la oscuridad,  de repente se abalanza sobre mí elevando sus fauces hacia mi cuello, un grito  desgarrador emerge de mi interior.
¡Pacoooo!  te dije  cuando te empeñaste en tener al  hombre lobo de mascota que  le pusieras un bozal.

                                                                             ©Trini Carrera