domingo, 29 de enero de 2012

Como una novela, Daniel Pennac




Daniel Pennac, Como una novela


Este libro me lo recomendó mi amigo del club de lectura Pablo,  hace algún tiempo. Por fin lo he leído y me ha encantado, he disfrutado cada una de sus páginas. Con frecuencia me recomiendan libros. Libros que unas veces leo y otras no me llega el tiempo. Algunos no me dicen mucho, o no es lo que necesito en ese momento, otros sin embargo me llegan de una forma especial, entonces me alegro y me pregunto cómo alguien puede saber que un libro en particular va a decirme tanto. Supongo que eso solo puede saberlo un buen lector que me conozca.
 Ayer  terminé esta pequeña joya,  que en sus 169 páginas desgrana la pasión por la lectura. Ha sido de esos que me dicen cosas que sabía, que me gustaría decir y compartir. Comparto algunos de los párrafos que más me han llegado,  podría copiar todo el libro porque  está plagado de verdades, dichas con sencillez y un enorme amor por la lectura:

“La paradójica virtud de la lectura consiste en abstraernos del mundo para encontrarle un sentido”
“La lectura bien llevada salva de todo, incluso de uno mismo” […]
¿De dónde sacar tiempo para leer?
Grave problema.
Que no lo es.
[…]
El tiempo para leer siempre es tiempo robado. (Al igual que el tiempo para escribir, por otra parte, o el tiempo para amar.)
¿Robado a qué?
Digamos que al deber de vivir.
El tiempo para leer, al igual que el tiempo para amar, dilata el tiempo de vivir. [….]

Yo jamás he tenido tiempo para leer, pero nada, jamás, ha podido impedirme que acabara una novela que amaba.
La lectura no depende de la organización del tiempo social, es, como el amor, una manera de ser.
Es inmensamente triste, una soledad en la soledad, ser excluido de los libros…, incluso de aquellos de los que se puede prescindir.
El hombre construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Vive en grupo porque es gregario, pero lee porque se sabe solo. …
De modo que nuestras razones para leer son tan extrañas como nuestras razones para vivir. Y nadie tiene poderes para pedirnos cuentas sobre esa intimidad.

Hoy leo un artículo de Guillermo Busutil en la Opinión de Málaga, en el que se hace referencia a la lectura y la actualidad, dejo el enlace:

Comparto un párrafo arrancado del final:

"Deberíamos releer a Dickens, llevar en el bolsillo un libro de poemas, defender la cultura como antídoto y refugio. Recordar que el ser humano nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta. Tal vez así consigamos que la vida deje de ser mera transacción económica."

Creo que es bueno llevar un libro en el bolsillo, en el bolso, ya sea de poemas, relatos, ensayo, novela... en definitiva un libro con el que sentirnos acompañados, con el que poder desconectar de los problemas y retomarlos con más fuerza a regresar de la lectura.

No olvidemos los derechos del lector según Pennac:



(imagen tomada de facebook)


sábado, 14 de enero de 2012

Bobby Logan, de Miguel Ángel Oeste




Bobby Logan, de Miguel Ángel Oeste


Cuando leí  en la sinopsis  de esta novela: situada en la década de los ochenta, en el barrio malagueño de Pedregalejo, y que va sobre un grupo de jóvenes que se reúnen en la playa y en su paraíso particular: la discoteca Bobby Logan.
Pensé que sería generacional y localista y que lo más seguro es que  no lograra atraparme con su lectura. Me equivoqué.  Digamos que el mundo de la literatura está cambiando, y que esta novela se presenta con una estructura y forma diferente. 

Esta es una novela que realiza  un viaje en el tiempo a través de la música, donde Bobby Logan, la playa Arena Blanca son un personaje más.
 Principio y final se alían en una alquimia en la que los personajes una vez mezclados van asomando uno a uno a contarnos su historia, su viaje iniciático que mutará juventud en madurez. Sin olvidar a los que se quedaron en el camino, en accidentes de tráfico, el Sida o las drogas.

Es un canto a la amistad, que mira sin nostalgia una época no tan lejana (década de los ochenta). No solo cuenta las peripecias de una pandilla que solo  piensa en la llegada del sábado noche para divertirse en las salidas nocturnas, el sexo, las drogas, peleas, y la rutina de los días monótonos en la playa. 
No queda ahí, como se puede creer con la lectura de la sinopsis
El autor ahonda con tono intimista, escarbando en las vidas de algunos de los personajes que van mostrando el trasfondo de la condición humana,  personajes que pueden existir en cualquier ciudad, desarraigados y nómadas, que al verlos por la calle te preguntas que fue lo que aconteció en su vida para  acabar en la indigencia. 
Una  historia llena de contradicciones, de personajes inmersos en situaciones peculiares, familias desestructuradas y fracasos afectivos.


En el artículo de Jesús Zotano que publicó en la Opinión de Málaga, dice:


La juventud es un tiempo feliz únicamente en nuestra memoria. La realidad acaba endulzada con el paso de los años y no todo fue tan divertido como recordamos o creemos recordar.

Miguel Angel Oeste, (Málaga 1972) autor de relatos, cuentos, guiones y diversas publicaciones de cine, narra las vivencias de este grupo de chicos en un marco de realidad, aunque confiesa que no se trata de una obra autobiográfica, algo que muchos podrían pensar al encontrarse con Pepe el Loco, El Lapa, Darío el Pelúo, Nacho el Karateka, Juan Bonilla. "Son todos apodos de amigos reales, algo que he utilizado en forma de homenaje,  pero lo que pasa no corresponde a la realidad".


Aquí dejo un fragmento de muestra tomado del principio del capítulo 2:


El sitio conserva el nombre pero ya no es el mismo. Las personas responden a los mismos nombres aunque ya no son las mismas. Tampoco los objetos ni las cosas ni los recuerdos que pretenden ser igual a lo que fue y ya no será.




viernes, 6 de enero de 2012

Puente




El puente de la incertidumbre,  espera inmóvil.
En el paseo de los tristes, las aguas cristalinas no se detienen.
El año empieza con propósitos que se irán diluyendo.
Ya estamos aquí de nuevo, vamos a por él.