Viajamos
mucho aquellos días. Por territorios
empantanados de nuestra memoria. Por carreteras sinuosas que tarde o temprano
nos devolvían al punto de partida. Viajamos para escapar de nosotros mismos, a
través de palabras escritas, sin
movernos del mismo sitio. Unas veces como turistas acelerados, sin ver
ni sentir; otras como trotamundos que se enamoran de cada paisaje, de cada
historia, de las gentes sencillas que habitaban aquellos lugares. Con la
añoranza del regreso y de escapar, a la
vez, por la ventana de esa vida vacía que trataba de engullirnos.
©Loli Pérez
Imagen: Polanoid.net