He aquí la soledad de dónde estás ausente.
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.
El agua anda descalza por las calles mojadas.
De aquel árbol se quejan, como enfermos las hojas.
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
Ah silenciosa!
¡Maravilloso! Neruda siempre será un must, ¿no?
ResponderEliminar¡Mucha luz, bella!
Es de muy valiente vestirse de verde.
ResponderEliminarBonito poema.
Besitos blasianos.
¡Nos vemos por Facebook, bella!
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