Había llegado a esta ciudad hacía años. Al principio apenas salía a explorarla, solo las calles conocidas del centro.
Fue un trabajo el que me obligó a conocerla a fondo. Tuve que hacerme con un mapa que la mayoría de las veces interpretaba al revés. Me interné en barrios antiguos donde crecían casas raras, de una planta, pequeñas, con las puertas de madera pintadas de verde o de rojo. Casas de arquitectura indefinible, abandonadas al paso del tiempo, envejecidas como sus propietarios. Jalonadas por pequeñas tiendas de ultramarinos que se resistían al acoso de los supermercados. Fruterías, pescaderías, mercerías, le daban vida a esos barrios antiguos. Una anciana asomada a un balcón, un gato apostado en una reja, pintadas y grafitis por las paredes, trapos tendidos en la fachada.
Ahora estoy en un barrio moderno y frío. Nadie se asoma a las ventanas ni se pude adivinar la edad de sus inquilinos por la ropa que no hay tendida en las fachadas. En los bajos comerciales solo hay bancos y bares, incrustados en las hileras de edificios clónicos, con árboles escuálidos plantados en amplias avenidas.
Lo único que cambia cada día son sus nubes. Nubes que juegan a vestir el cielo con diferentes texturas y formas. Solo eso.
Hoy mantengo una dura lucha con Blogger y sus casillas de comentarios. Acabo de picar uno que ha desaparecido y resulta frustrante.
ResponderEliminarTe decía en él que me gusta mucho la sensación que me queda después de haber leído esta pieza, Loli. Es agridulce, pero me gusta.
Lo has narrado con una prosa sutil, consiguiendo no describir explicitamente los sentimientos, pero sí sugiriéndolos de forma magistral.
Si escribir es hacer sentir, tú lo logras con creces.
Un abrazo,
Sí, también recuerdo esos barrios de otras ciudades. Quizás las costrucciones hoy sean mejores, no lo sé, pero echo de menos aquellas casas.
ResponderEliminarUn texto cargado de nostalgia.
Besitos a montones, Loli
Muy visual, cargado de contenido. Besitos
ResponderEliminarNostalgia de tiempos pretéritos que no vuelve ya...
ResponderEliminarBesos,
"Tuve que hacerme con un mapa que la mayoría de las veces interpretaba al revés."
ResponderEliminarLoli: no hace falta decirte que en eso eres igual a todas las mujeres, según se dice, pero tu mérito es que lo reconoces.
Yo, por mi parte, creo que a veces me encuentro en la m isma situación.
José María
Hoy la mayoría de los barrios son impersonales todos iguales y como tu dices lo que sí cambia cada día son las nubes .
ResponderEliminarUn abrazo
Es el progreso, una lástima. La descripción que haces me recuerda a mi niñez. Las casa tenían vida y los habitantes eran personas. Solo si salimos de las urbes podemos encontrarnos con la vida, Loli.
ResponderEliminarEstoy con Ximens, a eso se le llama "progreso". Grandes recuerdos narrados con maestría y que levantas el recuerdo de nuestra infancia.
ResponderEliminarBesotes
Miguel
Me identifico con tu texto.
ResponderEliminarMe gustan los barrios en los que los edificios sean diferentes, como las nubes. No me gustan las urbanizaciones de bloques, ¿te imaginas que todas las nubes fueran así?
Muchas gracias por la felicitación por el nuevo libro.
Un beso,
Ricardo
Me identifico con tu texto.
ResponderEliminarMe gustan los barrios en los que los edificios sean diferentes, como las nubes. No me gustan las urbanizaciones de bloques, ¿te imaginas que todas las nubes fueran así?
Muchas gracias por la felicitación por el nuevo libro.
Un beso,
Ricardo
Te felicito por tu sensibilidad y por los buenos amig@s que tienes.
ResponderEliminarCordiales saludos.
Una descripción perfecta, llena de sensibilidad y encanto. Me ha recordado al ciego del micro de tu amiga. A mi también me encanta leer lo que escribes.
ResponderEliminarBesos
Mª Paz
Por lo menos nos queda el cielo... no sé por cuanto tiempo, al ritmo que vamos.
ResponderEliminarMuy evocadoras tus palabras, donde yo vivo también hay ese contraste entre lo que fue y lo que es, pero aun pueden encontrarse calles que se salen de esa frialdad cuadriculada... y ¡cómo se agradece!
Un abrazo