(Imagen de Internet)
A LA MADRE CAÍDA
Vengo
a recoger otra alma blanca, tierna, tibia. Niebla entre los dedos. Sin duda de
las que se convertirá en luz. La vida no es más que un interminable ensayo
de una obra que jamás se va a estrenar.
Mañana
llegará a su casa una carta. Lo sé. Lo he visto tantas veces que puedo
relatarlo con la certeza de no equivocarme. No es la que la madre espera, sino
la que teme. Dirán que murió como un valiente en acto de servicio, que fue un
héroe de guerra, que luchó hasta en fin por su país.
Ella
se sentirá morir. Se apagarán sus luces. Su esperanza sufrirá un eclipse total impregnandose de un fluido gris y viscoso que la tornará desesperanza. Su corazón sangrante se parará un momento breve pero decisivo. Después palpitará
con más fluidez. Un estallido de bombas en su pecho. Respirará azorada el aire
que su hijo ya no puede. Dejará caer la carta entre sus dedos sin terminar de
leer lo que ya no le importa. El papel, una pluma que se deslizará despacio a
la par que la madre se desplomará en el suelo frío, revestida por ese fluido
gris, ya casi negro que le ahoga.
Ella
me llamará por las noches para terminar con su agonía, para que le quite esa
coraza gris de encima y poder volar con su hijo. Me taparé los oídos. Esas
voces de las madres agonizando el resto de sus vidas, en otros tiempos dulces y
serenas, me reclaman agudas, suplicantes, chirriantes. Me ensordecen.
Todo
eso, a partir de mañana. Esta noche reza insomne y callada a su Dios para que
proteja a su niño.
©Ana Guzmán
Frase: La vida no es más que un interminable ensayo de una obra que jamás se va a estrenar.
Película: Amelie
¡Impresionante Ana! Enhorabuena por este magnífico relato que impacta y trasmite emociones.Besos
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