LA PUERTA
Eran las nueve, la cena estaba
preparada y la casa en orden, esta vez no tendría excusas, nada que reprocharle,
apagó la luz del salón y como cada día, en silencio, se sentó en la butaca a esperar, a esperar a
aquel que deseó con demasiada fuerza, tanta que se hizo realidad, una realidad
diferente a la que había imaginado, y que intentaba disimular bajo el
maquillaje y una sonrisa impuesta.
Se había enfrentado a
todos por él, ella lo había querido así y ahora debía callarse, sabía que aún
la amaba, intentaría decírselo, confesarle que ella continuaba queriéndolo,
pero también quería decirle que solos no podían cambiar aquella realidad, necesitaban
ayuda, aunque estaba segura que eso lo estropearía, lo estropearía todo y sería
el motivo para apartarla una vez más de su familia.
La sobresaltó el timbre
de la puerta, apenas tenía permitidas las visitas y no esperaba a otra persona
que no fuese su marido, no permitiré que nadie te arrincone, oyó decir a su
madre y cerrando la puerta tras de sí inició el camino de regreso a ser quién
fue.
©REMEDIOS PONCE GALLEGO
©REMEDIOS PONCE GALLEGO
Gracias Mari Angeles, siempre gracias a vosotros, por pensar en mi.
ResponderEliminarUn abrazo
Enhorabuena Reme!!!Y gracias Loli por darnos la oportunidad de saborear su lectura.
ResponderEliminarEnhorabuena Reme!!!Y gracias Loli por darnos la oportunidad de saborear su lectura.
ResponderEliminarEnhorabuena Reme por tu relato,tiene una gran fuerza.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
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