Imagen de Internet
Lo achaco a la situación familiar y laboral que me absorbe de una forma que me impide tener un momento de calma, sentarme un rato, pesar, escribir. Dedicar horas de vida, de cansancio, de sueño, de descanso. Horas que se me escapan como una bandada de estorninos.
(Imagen de polanoid.net)
Tiempo en definitiva que se va.
(Imagen de polanoid.net)
Tiempo en definitiva que se va.
Leo, eso sí, es mi escape a la monotonía. Pienso en hacer una reseña sobre el libro leído de un autor que conozco y aprecio. Pero no me ha gustado lo suficiente, los personajes son absurdos, vulgares, actúan solo para tirar de la trama, para tener al lector enganchado, no me los creo. Leo otro libro, una buena prosa, me gusta la historia, la estructura y como está escrito, miro en la red y hay unas reseñas estupendas, escritas ya, mucho mejores que la que yo podría llegar a escribir. Para qué, me pregunto. Para qué estar horas escribiendo algo que ya está escrito.
Alguien dijo hace unos días que los blogs habían muerto. No estoy de acuerdo, siguen vivos, pero no son tan interesantes como navegar por las redes sociales, este mismo tiene visitas, de muchos países, EEUU, China, Mexico, Argentina, Malta, Alemania, Turquía, Marruecos, Canadá, Reino Unido, Rusia, Brasil, Honduras, pero ni un solo comentario. Ya no tenemos tiempo de decir nada, ni yo misma lo hago, leemos y pasamos de largo en silencio, aunque nos haya interesado, o no. No nos importan las horas que esa persona haya invertido en escribir la entrada.
La vida va demasiado deprisa. Como decía Isabel Bono los otros días, pasamos el dedo por una pantalla y creemos que estamos informados, que somos cultos, sin detenernos a reflexionar. Gotas de información, sin entrar en mayores. Artículos de un periodista crítico vetados en la red. Días sin horas y horas que pasan sin que nos demos cuenta.
Quisiera volver a escribir, sentir esa emoción, ese cosquilleo por la mente y las entrañas. No pierdo la esperanza. Pero de momento se resiste, me limito a procrastinar, como dirían mis compañeras.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que has escrito.
ResponderEliminarLoli Pérez, que buen artículo reflexivo. La vida cada vez nos carga con más responsabilidades y tenemos que ir buscando nuestro pequeño hueco para relajarnos y disfrutar como puede ser la literatura y el escribir. Ya sabes que son dos amantes que nunca nos fallarán.
ResponderEliminarHola, Loli, veo que estás de bajón. Normal, este año no vienes a vernos a la Feria del Libro.
ResponderEliminarTodo lo que comentas nos pasa a todos pero voy por partes. El bloqueo no existe, tu puedes escribir cuando te de la gana, pero claro, si queremos escribir estando a la altura y hacerlo bien es otra cosa. Verás, yo escribo bastante poco porque no soy escritor, por eso tomo notas, leo, me pongo a escribir lo que salga, sin ánimo de publicar, por el placer de contar, por mí. No pienso nunca en publicar hasta que en un momento salta la chispa y surge el relato completo. Tengo un texto escrito hace cuatro años que ayer precisamente tomó forma. Tú escribe para ti y olvídate de lo demás.
Claro que no se comenta, es normal, salvo que te metas en grupos específicos no recibirás comentarios más que de los amigos. Por eso te animo a participar en ENTC, recibir comentarios y aportar los tuyos. Lo que no puede ser es que estés encerrada en el premio anual de cartas de amor de málaga. Hay que ir al mundo.
Y por otro lado, Loli, ahora te ha tocado ser madre otra vez, y si estás con la casa, el nieto, el marido estás jodida. Ya va siendo hora de tener tiempo para ti y que tu marido, hijos y nietos se cuiden por sí. Vamos, que tu trabajo actual debería ser dedicarte cuatro horas diarias a ti, y que lo demás se pongan a la cola.
Y si quieres, por privado hablamos más.