MORTAJA
La
madre del corazón roto despierta sobresaltada y extiende la mano, acaricia la piel tan dulce, tan tierna, tan
ajena. Mientras, los pasos y los llantos
desgarrados resuenan en las galerías, la vida se escapa entre el odio y la sinrazón.
El
miedo viste las paredes malolientes, el rencor abriga a las guardianas del
dolor. Sin embargo, ella es firme, compleja, intensa y apasionada, piensa que
no hay castigo más terrible que el
trabajo inútil y sin esperanza.
Escribe su última carta y arrulla a su niña
entonado una nana. Cuando de madrugada, el séquito mortuorio la arranca de su lado, un calambre le sacude el estómago obligándola a
apretar los dientes para no emitir el alarido que le ha brotado de las entrañas.
Manos
tiranas aprietan el gatillo con saña, ella está tranquila, calmada piensa para
sus adentros que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.
Intenso¡¡¡¡
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